El lago Vostok es un lago subglacial en la Antártida. Está ubicado por debajo de la base Vostok rusa, a 3.748 m bajo la superficie de la placa de hielo antártica central, totalmente aislado del exterior y protegido de la atmósfera. La temperatura media del agua es de alrededor de −3 °C por debajo del punto de congelación.
Este lago permaneció desconocido hasta hace poco tiempo debido a su ubicación geográfica, lo cual lo convierte en una de la últimas zonas por explorar del planeta. El lago fue descubierto como tal por el científico ruso (en ese entonces soviético) Andrei Kapitsa entre fines de los años 1950 y los 1960. Posteriormente estudiosos rusos y británicos ratificaron la existencia del lago en 1996 mediante la combinación de datos de diversas fuentes, incluyendo observaciones aéreas de radar y altimetría de radar desde el espacio. La existencia de agua líquida bajo la capa de hielo de varios kilómetros se ha confirmado y constituye el lago sin contaminar científicamente más prometedor de la Tierra. El agua que contiene es muy antigua, con un tiempo de residencia medio de 1 millón de años que contrasta con los 3600 años del lago Ontario, — lo típico para lagos de este tamaño.
A partir del 2001, un grupo de científicos estadounidenses comenzó a sobrevolar el lago Vostok a baja altura, con el fin de estudiar la actividad magnética que se verifica por allí. Durante estos sobrevuelos, se descubrió una poderosa anomalía magnética en la zona suroriental del lago. La discrepancia se calculó en 1000 nanoteslas, una cantidad enorme, cuyas causas son desconocidas. Otra característica de la anomalía es su extraordinaria amplitud, ya que se extiende por unos 166 kilómetros cuadrados.
La investigación de este lago es muy importante por dos razones. La primera tiene que ver con la evolución de la vida en la Tierra. Es muy probable que existan ciertas especies de organismos desconocidos para la ciencia, principalmente arqueas extremófilas, capaces de vivir en ausencia de luz y a bajas temperaturas, algo que no ha sido encontrado hasta ahora en el planeta. También es probable encontrar organismos que han vivido ahí, con pocas variaciones genéticas y morfológicas, por millones de años. Las condiciones ambientales del lago Voatok han sido constantes por millones de años, por esta razón los organismos que ahí podrían habitar no han tenido la necesidad de mutar o adquirir nuevas características para adaptarse a su entorno. Esto ayudaría a entender como han evolucionado nuestros genomas ante los cambios ambientales constantes de la superficie.
La segunda es que este lago se asemeja a muchos de los lagos que pueden estar presentes fuera del planeta, como en las lunas Europa o Encélado de Júpiter y Saturno, respectivamente. Estas lunas poseen superficies cubiertas de hielo, pero se cree que bajo este manto y con ayuda del calor emitido por el núcleo del satélite, pudiera existir lagos con agua líquida, capaces de almacenar formas de vida similares a las que se podrían encontrar en el lago Vostok. Además, de ser exitosa la perforación y colecta d muestras, podrían usar la misma técnica para investigar las lunas de Júpiter y Saturno en el año 2020, año en el que está planeado enviar la primera sonda de exploración a Europa.